Páez cobró 350.000 de más tras ocultar los papeles de Bárcenas

Cospedal pagó al gerente que no recordó ante el juez el contenido de los documentos dos anualidades adicionales a los 111.500 euros que le correspondían

La salida de Cristóbal Páez fue, junto al despacho, el coche y la nómina, una de las condiciones que Luis Bárcenas impuso a Rajoy en 2010 en presencia de Arenas

Bárcenas se sintió traicionado por Páez al descubrir en 2009 que había contratado a sus espaldas a la empresa Blancowhite para mejorar la imagen de Cospedal

«¿Usted atribuye su despido del Partido Popular a la intervención del señor Luis Bárcenas?». «Sí».

Así terminó el interrogatorio judicial al ex gerente del PP Cristóbal Páez el pasado 12 de agosto. Antes, había admitido dos pagos en dinero negro anotados en la presumible contabilidad B, el habitual trasiego de grandes cantidades en efectivo en Génova y, sobre todo, que el ex tesorero le encargó, tras estallar el caso Gürtel, que escondiera fuera de la sede unas hojas contables. Páez argumentó que él no comprobó qué contenían –«me quemaban, no quería ni verlos»–, pero cuando el juez le enseñó los hoy famosísimos papeles, cedió ligeramente: «No sé si son esos. Podrían ser».

Datos y documentos en poder de este diario acreditan que Páez fue indemnizado con una cantidad superior en 350.000 euros a los 111.500 que legalmente le correspondían por su despido después de jugar ese papel de custodio de la posible caja B de la formación que sostiene al Gobierno.

Fuentes próximas a Bárcenas confirmaron que, efectivamente, el despido de Páez fue otra de las condiciones que le aceptó Mariano Rajoy al ex tesorero para aparentar la salida de éste del PP. Bárcenas se negó a asumir la nueva posición que le proponían «si ese traidor no acaba en la calle». El presidente –que en su comparecencia ante el Congreso del 1 de agosto afirmó que, a partir de ese momento, el tesorero ya «no estaba en el partido»– accedió.

La decisión se tomó en marzo de 2010 en el despacho de Rajoy, en presencia también de Javier Arenas. Aquel pacto con Bárcenas incluía coche con chófer, despacho en la planta tercera de Génova, mantener a su secretaria Estrella y el pago de la minuta de sus abogados y de la nómina de 18.000 euros mensuales.

En su declaración judicial del 13 de agosto, María Dolores de Cospedal explicó que el gerente no fue formalmente despedido, sino que se trató de una «extinción laboral» convenida con Páez que incluía, según dijeron una y otro ante el juez Pablo Ruz, el pago de dos anualidades completas de su sueldo de entonces, además de la indemnización legal por despido improcedente.

Los datos y documentos que conoce este periódico acreditan que al ex gerente, custodio confeso durante «seis o siete semanas» de lo que «podrían ser» los apuntes que reflejan 20 años de caja B del PP, se le abonó la indemnización legal más la recompensa de otra cantidad tres veces superior por decisión de la secretaria general. Recibió en total más del cuádruple de lo que le correspondía.

EL MUNDO ha tenido acceso al fragmento final del convenio entre Páez y el PP, en el que alguien ha introducido tachones para ocultar las cifras del acuerdo. En todo caso, la firma que figura en un lateral es la del ex gerente. En el documento puede leerse que la relación laboral queda «extinguida a todos los efectos el próximo día 12 de julio de 2010, reiterándose el reconocimiento expreso de la improcedencia de la decisión extintiva».

Antes de la reforma laboral, eso significaba una indemnización de 45 días de salario por año trabajado. El gerente tenía ese año un sueldo de unos 175.000 euros, según las fuentes consultadas, y apenas cinco años de antigüedad en el partido. El pacto reconoce asimismo el pago de una «indemnización complementaria» y que ambas «serán abonadas mediante transferencia bancaria a la cuenta donde el señor Páez percibía habitualmente su nómina».

Esos datos encajan como un guante con el listado de retribuciones que figura en el procedimiento. En 2010, el gerente Cristóbal Páez percibió en total 560.082,74 euros. De esa cifra, 111.419,59 fueron rentas exentas de tributación: es decir, la indemnización legal que correspondería a un trabajador con ese sueldo y esa antigüedad. El resto –448.663,15 euros– es el resultado de sumar el salario devengado hasta el 12 de julio de 2010 (algo menos de 100.000 euros) con la indemnización complementaria (unos 350.000 euros, dos anualidades). El partido le retuvo a efectos del IRPF 116.650,72 euros. Ese año, el gerente cobró en total, por tanto, 443.432 euros netos.

Luis Bárcenas y Cristóbal Páez mantenían una relación de amistad desde finales de los años 80, a fuerza de coincidir en Génova y por la intercesión de un amigo en común, compañero del colegio. Páez llegó a ser el abogado de Bárcenas durante el proceso de divorcio de su primera esposa. Durante más de cuatro lustros, compartieron cenas y copas, aunque pocas veces a solas y sólo alguna vez en sus respectivas casas. El ex gerente era habitual en la fiesta que ofrecían por Navidad el ex tesorero y su esposa, Rosalía Iglesias, en su domicilio de Madrid.

Lo que nunca hubo entre los dos fue una estrecha intimidad, excepto a partir de un momento muy concreto. En 2009, cuando se revela el caso Gürtel, Bárcenas escogió como uno de sus principales apoyos, guardián de sus confidencias, a Páez. Éste había regresado al PP después de haber sido despedido como director de Recursos Humanos de Feve tras la victoria del PSOE en las elecciones de 2004. Bárcenas, entonces gerente, necesitaba un adjunto, puesto para el que se le plantearon varias alternativas. Entre ellas, la de Páez, que fue finalmente la escogida después de tantos años de conocimiento mutuo. Luego, tras el congreso de Valencia de 2008, aquél ocupó el cargo de tesorero nacional que dejaba vacante Álvaro Lapuerta y designó como sucesor al frente de la gerencia a su viejo amigo Páez.

La documentación clave

Por esa relación que había surgido entre ambos, y por la responsabilidad del cargo que tenía ya en el PP, Bárcenas eligió a Páez para confiarle, por temor a que Baltasar Garzón ordenase un registro en Génova, la documentación que compromete nada menos que la supervivencia de todo el partido y la reputación política de su presidente.

En su declaración ante Ruz, Páez confesó que él aceptó el encargo para sacar de Génova esa documentación, aunque hizo dos precisiones: que fueron sólo «seis o siete semanas» y que Bárcenas le aseguró que lo que le entregaba llegaba sólo hasta 1996. Primero dijo que no miró de qué se trataba; después, que pudo ver facturas de empresas que no sabía a qué se dedicaban, unos listados y unas hojas de cálculo. Cuando se le exhibieron los Excel que Bárcenas entregó al juez, contestó: «No sé si son ésas. Podrían ser».

Páez narró en la Audiencia Nacional –adonde llegó acompañado por su cuñado el periodista Andrés Aberasturi– que su amistad con el ex tesorero se fue rompiendo. «La relación con Bárcenas era muy buena, a él se lo debo todo... pero luego se deteriora», dijo ante el juez, para luego añadir que entre ambos existe ahora «enemistad» y «despecho». Según el ex gerente, su superior le acusaba de filtrar una foto suya en Baqueira. Las fuentes cercanas al ex tesorero aseguran que no fue por eso: él sabe que entre quienes dieron información de sus estancias en la estación de esquí está un asesor de Rajoy al que identifican con nombre y apellidos, pero no Páez.

La versión del entorno de Bárcenas, ratificada por otras fuentes del partido, es que Cospedal inició un acercamiento a Páez después de la discusión que la secretaria general mantuvo con el tesorero en la primavera de 2009 para pedirle que abandonase el PP tras conocerse los primeros indicios que lo implican en Gürtel. El gerente comenzó a puentear a su amigo para despachar directamente con ella –aunque en su declaración dijo que quien seguía mandando en la Tesorería era Bárcenas– e incluso con Rajoy.

La cuerda comenzó a tensarse cuando el tesorero tuvo noticia de que Páez había suscrito a sus espaldas en mayo de 2009 un contrato con la empresa Blancowhite Comunicación Gráfica para mejorar la imagen de Cospedal en una provincia clave para ella: Ciudad Real. Bárcenas no estaba de acuerdo.

El ex gerente explicó al juez que, a partir del verano, cuando Bárcenas anunció que renunciaba temporalmente a la Tesorería, él avisó a Rajoy de que se estaba viendo envuelto «en una guerra» que no era la suya, que el tesorero estaba creando «un ambiente de mucha tensión contra él». En concreto, narró un episodio en el que Bárcenas irrumpió a voces en su despacho: «¡Quítate de ahí que te voy a arrancar la cabeza! Estás acabado». Páez tuvo miedo: «Porque yo a Bárcenas lo conocía...».

Fuentes próximas al ex tesorero admiten ese relato, aunque aclaran que esa noche le pidió disculpas. Acusan a Páez de intrigar contra él y de promover intoxicaciones para mover de la silla a Bárcenas y ocupar su puesto. Por eso, cuando éste negoció con Rajoy su salida aparente del partido, impuso el despido de Páez. El presidente aceptó y nombró tesorero a José Manuel Romay Beccaría.

La agencia Servimedia difundió un teletipo en julio de 2010 –cuando el caso Gürtel estaba todavía muy lejos de ser el caso Bárcenas– que explicaba que «en la sede nacional del PP se da como un hecho cierto que Bárcenas impuso ante Rajoy que Cristóbal Páez no continuara al frente de las cuentas del partido como condición sine qua non para abandonar todos sus cargos y romper su carné de afiliado».

También relataba el malestar de trabajadores del PP con la forma de actuar del gerente, que éste exigió que Rajoy le explicara personalmente las causas del despido y que el partido incluso le ofreció buscarle un puesto de trabajo.

Durante esos últimos meses, Cospedal hizo lo posible por mantener a su aliado Páez, pero Rajoy acabó imponiendo la voluntad de Bárcenas. La indemnización la negoció directamente la secretaria general.

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